lunes, 17 de octubre de 2011

Confesión de una promiscua

No debe ser una experiencia nueva para quien se apasiona por algo pero para mí leer un libro de una feminista no me deja igual a cuando empecé. Nunca es una experiencia neutra o superficial.

Si no me gusta lo que leo, lo critico y lo tengo que compartir con alguien, de modo que me quede claro a mi misma que fue lo que no me gustó, no me convenció o simplemente en qué no estoy de acuerdo. No me pasa muy seguido debe ser porque todavía me falta mucho por leer… es tan diverso y rico el universo de producción teórica feminista que pasarán muchos años antes de sentirme satisfecha de haber logrado hacerme una panorama un poco más completo.

Si me gusta el planteamiento, me convence políticamente, abre mi mente a nuevas interpretaciones o nuevas experiencias, a nuevas visiones, debo confesar que me enamoro de la autora, quiero saber todo de ella, quiero leerla más y una y otra vez. Es como un ejercicio de placer mental leer sus palabras, imaginarla escribiendo y admirar su inteligencia, su claridad, su rebeldía. Mi experiencia de leer por ejemplo a Beatriz Preciado, ha sido de tipo sexual. Leer sus libros me proporciona placer sexual y no solamente porque de manera directa comparte su experiencias de transgresión, las que practica con su cuerpo y desde su sexualidad sino por la claridad, la rebeldía y el reto que representa para mi leerla.

En no pocas ocasiones me rebela mis posturas y opiniones como moralistas y sesgadas. Me interroga, me critica y me hace repensar asuntos que creía resueltos sobre mi cuerpo, sobre mí sexualidad. Cuando empiezo sus libros no puedo parar de leer. Espero que cada nuevo libro me permita conocerla más y así dar el paso que hace falta. Conocer su trabajo a profundidad para tener una mirada crítica, para encontrar sus quiebres, sus falencias. No soy de las que cree en el amor ciego. Mi promiscuidad teórica me ha enseñado que no me debo enamorar a la primera lectura, ni perder el sentido crítico, sino que hay que leer más y no olvidar nunca que la sujeta amada no es perfecta sino que es parcial e incompleta. Por ello, en mi búsqueda teórica no hay fidelidades ni amores incondicionales. Cada autora es un nuevo amor profundo, apasionado pero fugaz, porque así lo requiere mi búsqueda política... y mi búsqueda de placer.

Bombón

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