Un chiste famoso dice, que lo siguiente que hace una lesbiana después de la primera noche, es llevar un camión con todas sus cosas a la casa de su nueva novia, sin embargo, pocas conocen el chiste que dice que lo primero que hace una lesbiana activista después de la primera noche es formar una organización con su nueva amante…….
Así, han comenzado muchas organizaciones de lesbianas y de feministas, con una pareja original que después de la primera noche no solo siente que el amor y el deseo llama a su vida, sino también a su actividad política, hasta ahí todo bien, pues se supone que la apuesta de hacer política con sexo y deseo, es parte de la agenda lésbica, pero que pasa cuando se acaba el amor o cuando una de las integrantes de la pareja original se enamora de otra integrante de la organización?, pues cuando eso pasa, se arma la de safo!!.....comienza el llanto, las sospechas, las recriminaciones y las divisiones….
Frente a eso no hay poliamor que valga, no hay resignificación de las relaciones de pareja, no hay proyecto político, no hay nada que detenga la furia de la amante-compañera “engañada” o abandonada (alias la buena). Las organizaciones llegan hasta ahí, las solidaridades y complicidades políticas llegan hasta ahí. Pero no solo hablemos de la engañada o abandonada sino también de la otra (alias la mala), de la que está feliz con el nuevo amor (alias la amada amante), con quien comienza el ritual, y a la que después de la primera noche le dice, formemos una organización…..yo tengo unas nuevas ideas…
Admiro a las que se atreven a conservar su organización, pero es difícil, muchas me dicen que las discusiones políticas siempre parecen reclamaciones amorosas, que las contradicciones son insalvables, que el grupo queda dividido entre las amigas de la una y las amigas de la otra; de esta manera no hay posibilidades de construir colectivamente y al final una se va. Parece que el nuevo amor creara una amnesia temporal, que no le permitiera a las protagonistas recordar que no solo fue la pasión amorosa o sexual la que las unió sino también las ideas que comenzaron a brotar a partir de ahí.
Con esto no quiero decir que construir proyectos políticos a partir del amor y el sexo sea imposible, de hecho hay ejemplo de organizaciones que llevan años trabajando y cuyo motor de arranque fue un encuentro amoroso o sexual entre dos activistas, las cuales fueron capaces de reinventar el amor saliéndose del guión telenovelero y pasando a algo más parecido a un continuum lésbico.
Hacer política con sexo y amor, es subversivo, pero no automáticamente subversivo, para ello hay que resignificar esos conceptos, porque en su versión patriarcal no sirven para ese uso. La política no solo se hace con quien me cae bien o con quien piensa igual a mi o con mis incondicionales, el sexo no es una atadura y el amor no es un título de propiedad.
LISA
Pues me quedas debiendo una explicación de la patriarcalidad del desamor... a mi que soy tan amoros@... Pero bien ahí eh...
ResponderEliminarAnónim@ gat@
Ja! Qué bueno! Yo cada rato caigo en tentación de lo mismo. Les llamo: "arrebatos post-orgásmicos"... y aunque a veces no duren: qué bueno que existan!
ResponderEliminarGenial!! Que buen escrito! Me gusto un jurgo! Gracias Lisa!
ResponderEliminarBueno...eso de la patriarcalidad del desamor suena interesante... explícame un poco más a que te refieres?
ResponderEliminarLisa