lunes, 19 de septiembre de 2011

No me quieras tanto

Se acercan las celebraciones amorosas y todavía no tengo amigx secretx, para darle un regalito y por supuesto, para recibir el mío. Si, ya sé que es una fecha muy comercial, pero ¿qué fecha no lo es? Compramos cristianismo en cada navidad y se aumentan las ventas de armas y banderitas en los días patrios. El caso es que esta fecha en particular me resulta además de un trueque de regalos que puede ser divertido, una fecha también muy paradójica.
¡Celebramos el amor! Pero que más peligroso que esta palabra en boca y manos de quienes consideran el amor un contrato de pertenencia. Quizá la sobredosis de chocolates y corazones rojos nos alborotan los sentidos y hasta terminamos dando las gracias a quienes han sido nuestros maltratadores el resto del año. Me abruma ver cuántas muertes de mujeres en nombre del “amor” se han cobrado. ¿Es acaso una maldición estar enamorada? ¿Una condena? ¿Por qué entonces se asocia tan fácil el crimen (la muerte, la no vida), con el amor (pasión, intensidad)?.
Clarena, Dora Consuelo, Martha Liliana, y otras cientos de mujeres (unas más anónimas que otras), pierden la vida cada año a manos de las personas con quienes alguna vez celebraron en esta fecha mientras prometían cuidarse, amarse y respetarse mutuamente y para toda la vida (¡!).
Lo primero que se pregunta la gente es: “¿pero qué pasó si se querían tanto?”, y como una ecuación matemática aparecen los argumentos: “perdió el control”, “estaba loco de amor”, “lo cegaron los celos”, “la quería demasiado”, “no podía vivir sin ella”. Todas estas excusas que van seguidas de intentos de explicación generalmente asociados con la “sospecha de infidelidad” de “sus” mujeres. En suma, un mal llamado “crimen pasional”… por lo que después de ver la noticia se podría concluir, ¡¿o sea que me pueden matar porque me quieren demasiado?!...
¿Cuántas mujeres están hoy al borde de la muerte, próximas a sumarse a las cifras de víctimas de violencias contra las mujeres, mientras seguimos inmóviles dejando que las puertas de las casas se cierren para no sentirnos cómplices de estos asesinatos? Dejemos fluir la pasión para expresarla con el cuerpo desnudo, para sentirnos vivas y vivos, para sentirnos libres, no para cortar la vida. Arriesguémonos a vivir nuestros amores con generosidad y amor propio, sin heroínas que mueran por amor, sin sacrificios suicidas. Compremos regalos, no parejas que nos hagan sentir dueños de nadie. Lo único que nos pertenece es nuestro propio deseo de amar.
Feliz día… ¡y demos una mirada a nuestros motivos para celebrar!
Burbuja

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