sábado, 7 de mayo de 2011

Los partidos, las leyes y ¿las mujeres?

Hace tiempo ya que las feministas aprendimos que no se puede cambiar la realidad únicamente a través de las leyes. La primera ola feminista y las feministas llamadas de la igualdad o liberales, hicieron suya la batalla para la eliminación de leyes abiertamente discriminatorias de las mujeres primero, y luego, para formular leyes que les ofrecieran garantías para el ejercicio de sus derechos. Aunque obtuvieron grandes avances, dicha eliminación, ni la formulación de nuevas leyes, ni el discurso de los derechos humanos han sido suficientes para cambiar las condiciones de opresión y exclusión en las que todavía viven las mujeres. Esta reflexión sin embargo, no nos exime de criticar y rechazar la actitud de algunos partidos políticos que aunque todavía no es ley, buscan anular la medida que preveía la inclusión de un 30% de mujeres en las listas electorales. Los argumentos de los congresistas son viejos y trillados: “han tenido dificultad para encontrar mujeres que quieran conformar las listas”, “no han encontrado mujeres con cualidades para integrar las listas”… Aunque quedan todavía tres meses para la inscripción, por anticipado los partidos saben que no encontraran mujeres porque no las buscarán… ¿cómo se le va a pedir al patriarca regional que pierda plata al dejar inscribir en la lista sólo a sus compinches de borrachera? ¿Quién se atreve a sacar de las listas a esos brillantes y preparados varones que actualmente hacen gala de toda su inteligencia en concejos, asambleas, en la cámara y el senado? Las mujeres hacen política desde hace tiempo, se organizan y promueven la organización social y comunitaria, tejen redes sociales de solidaridad para la alimentación, en el cuidado e incluso en los servicios públicos. Pero de nada de esto se enteran los ignorantes patriarcas del congreso que sólo piensan en su propia reelección y en sacar su tajada de los ya menguados “recursos públicos”. Las mujeres deberían ser parte de esas listas y deberían estar en el poder no porque sean buenas o mejores, simplemente porque son ciudadanas y es su derecho.

Bombón

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