viernes, 11 de febrero de 2011

Quién me manda a esperar

La rabia y la tristeza por lo general vienen de expectativas no cumplidas. Nadie me prometió nada, yo solo esperé. Esperé menos indiferencia, solo un poquito de sensibilidad.

Hoy tengo una pregunta por el reconocimiento. ¿Nos hacemos a un lugar en el mundo solo para que otras personas noten nuestra existencia? Es que la desconfianza agota. Sospechar siempre de las genuinas intenciones que hay detrás, hace que los hechos visibles y concretos estorben a la mirada. Ya no veo si es bueno o malo, ya no sé si creo o no creo. Quizá fueron las gotas que me puso la oftalmóloga de la EPS luego de pelear con ella toda la semana (con la EPS por supuesto).

Sospecho de los Santos y de las vírgenes. No tragar entero es importante, pero sentir confianza también. Cómo hacemos para planear un país que no tiene esperanzas, ni proyecta sueños. Cómo hacemos para organizar una fiesta si no logramos saber qué es lo que estamos celebrando.

Siento que voy corriendo con los ojos vendados, regalando a otras y otros mis propias vendas. Y claro, en este post tengo mis propios ocultamientos, mis propias intenciones. Por eso no escribo nombres, no escribo lugares, aunque los piense con claridad ahora mismo. Como dije al principio fueron solo mis expectativas…. soy única dueña de ellas y no hago responsable a nadie por eso. Como dicen por aquí ¡quién la manda mija!

*BURBUJA*

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