En Colombia aprendimos a sobrevivir, a resignarnos, a aceptar un destino de privaciones ycarencias… Es lo que pasa si no recibes educación de calidad, si aprendes una religión basada en la aceptación acrítica de tu destinoy si además vives en un Estado que sólo conoces gracias a su caridad o la represión… Esta es la única explicación que tengo a lo que pasó en las elecciones: después de ocho años de represión, persecución a la oposición, corrupción y terrorismo de Estado, se volvió a elegir lo mismo con un ingrediente adicional: el presidente hace parte de la tradicional oligarquía patriarcal bogotana.
Respiramos luego que la Corte desbarató el proyecto totalitario unipersonal de Uribe, pero ahora caímos en el profundo abismo de un gobierno en cabeza de una élite recompuesta, fortalecida y legitimada por millones de votos (unos legales, otros fraudulentos). En este triste bicentenario quiero revivir las palabras de la Pola en el patíbulo: "¡Pueblo indolente! ¡Cuán distinta sería hoy vuestra suerte si conocierais el precio de la libertad! Pero no es tarde. Ved que, mujer y joven, me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más. ¡No olvidéis este ejemplo!".
Desacato feminista nos lleva a resistir esta ola de unanimismos y homogenización: nos rebelamos al poder patriarcal que se consolida… pero nuestra rebelión es tan radical que no vamos a morir por ello como la Pola: para horror del poder patriarcal! Viviremos para resistir, para hablar, para no dejar pasar!!!
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