
Desacato Feminista
¡Cuando el patriarcado es ley, la rebeldía se justifica! ¡Cuando la muerte y el miedo se imponen el feminismo se necesita!
miércoles, 25 de enero de 2012
No nos quedamos mudas ¡NOS MUDAMOS!

sábado, 7 de enero de 2012
lunes, 5 de diciembre de 2011
Librarnos del amor

Cada día conozco mujeres inteligentes, seguras de sí mismas, independientes, autónomas, que valoran y cultivan amistades con otras mujeres porque sabemos que construir vínculos fuertes entre nosotras nos salva de la soledad, nos permite crecer y cuidarnos mutuamente. Son sin duda mujeres rebeldes y transgresoras.
Sin embargo de cara a las relaciones afectivas, al “amor” o la búsqueda de pareja toda la autodeterminación se deja en el tintero y es la mujer ancestral que todas llevamos dentro la que sale a relucir. Nuestras inseguridades salen a flote porque al mirar alrededor y no ver lo que buscamos empezamos a considerar que nuestros defectos son la causa de la soledad o de no encontrar “el amor”. Esa mujer ancestral guía nuestros pasos y las demás personas dejan de ser seres humanos ordinarios para ser proyectos de pareja. Una mirada, una palabra, un gesto se trasforma en promesa de amor eterno. Un beso en compromiso de felicidad e irse a la cama… eso es garantía de haber encontrado el alma gemela… incluso sin que la contraparte lo sepa.
Aprendí hace muchos años que en cada una habita un rebelde pero también, habita esa mujer milenaria que le teme a la soledad y al rechazo… pero me aterra que tantos años y luchas no nos hayan dado más libertad en este campo. No creo que todo el mundo deba terminar en pareja. No creo que tener pareja sea como llegar a la tierra prometida o al edén de leche y miel. Creo que esa angustia de encontrar al/a indicado/a, nos pone trampas dolorosas en las que nos terminamos perdiendo a nosotras mismas porque olvidamos quienes somos en cada intento de adaptarnos a los deseos de las demás personas y en nuestro intento de agradarles.
La seguridad en sí mismas no nos libra de la soledad. Pero si nos libra de relaciones de dependencia, desiguales, en las que terminamos negociando lo innegociable y cediendo incluso nuestra dignidad. No creo en fórmulas mágicas ni en soluciones tipo pero me gustaría que usáramos la inteligencia que tenemos en otras materias para disfrutar cada momento de la vida, de lo bueno y de lo malo, sabiendo que la compañía y el afecto se construyen en muchos modos y no solamente en pareja.
Me gustaría cuestionar la idea que tenemos tan fija de que el amor es una fuerza arrasadora, incontrolable e ingobernable que se convierte en el timón de nuestras decisiones cuando una nueva persona llega. Yo creo que el amor es una decisión. Y sobre todo creo que ponernos a nosotras mismas en el centro de nuestra vida es una decisión. Con tantas personas que hay en el mundo ¿por qué perder la cabeza y el corazón por una sola? Pensar el amor de esta manera lo ha configurado como el principal mecanismo de control sobre la vida y el cuerpo de las mujeres. Siendo así, hay que librarnos del amor!
Bombón
miércoles, 23 de noviembre de 2011
El feminismo: estimulante transformación

lunes, 14 de noviembre de 2011
La “brecha generacional”

He tenido que escribir de este tema en algunas ocasiones siempre porque me lo solicitan, pero esta es la primera vez que lo hago de manera voluntaria. No es un tema de mi interés, entre otras cosas porque no creo que exista tal cosa. La juventud es tan efímera que se va con cada exhalación. Escribo ahora por una experiencia reciente en un típico seminario feminista en el que una mujer joven le preguntó a las ponentes “¿qué estaba haciendo el feminismo para convocar a las mujeres jóvenes a ser parte de sus iniciativas?”.
De partida este tipo de preguntas me genera cierto malestar, pero hasta ese día no entendía muy bien por qué. Pues la respuesta de una de las ponentes, a mi juicio una de las más destacadas feministas colombianas y una de mis maestras más queridas, me hizo entender mi sensación al dar una respuesta clara y concreta: las feministas “adultas” no tienen que hacer nada especial para “atraer a las jóvenes”. Son de tal tamaño los retos que enfrentamos en el mundo actual que sólo un poco de sensibilidad debería motivar en las jóvenes el deseo de empezar una militancia feminista o en cualquier iniciativa colectiva que busque la transformación social.
El feminismo ha sido traducido, transformado, reinventado y vivido por cada nueva generación de mujeres de manera distinta y particular y no son las adultas las que nos tienen que decir a nosotras cómo hacer feminismo, ni nosotras lo haremos con las más jóvenes, porque en el feminismo aprovechamos los logros de quienes ya dieron la lucha y desde ahí, cada quien se hace su propio camino individual y colectivo.
Tal como lo expresó la ponente ese día, el feminismo no es un partido político que debe buscar adeptas, es una forma de vida, basada en la libertad, la autonomía, la solidaridad y la conciencia crítica y por ello cada mujer debe analizar qué tanto aporta el feminismo a la construcción de su propia vida, reconociendo y agradeciendo lo que han hecho nuestras antepasadas pero pensando en cómo darle vida a un movimiento que se enfrenta a un monstruo de mil cabezas que renace cada día.
La última reflexión de ese día fue que pensar que existe algo como una brecha generacional hasta cierto punto es aceptar el código patriarcal de que lo joven siempre rechaza la anterior, o que lo mayor siempre envidia o anhela la juventud. En el feminismo cada una tiene un lugar, cada una enfrenta la lucha por la justicia y contra las opresiones en su propio contexto y con sus propias herramientas. Yo sólo agregaría que seguir insistiendo que existe esa brecha es negar las innumerables iniciativas de jóvenes que desde el arte, la acción política y las colectivas mixtas están poniendo en la calle nuestras consignas, peleando por el control de su propio cuerpo y de su sexualidad, pidiendo vidas más dignas para todos y todas.
Bombón
domingo, 23 de octubre de 2011
Poderes que transgreden
lunes, 17 de octubre de 2011
Confesión de una promiscua

No debe ser una experiencia nueva para quien se apasiona por algo pero para mí leer un libro de una feminista no me deja igual a cuando empecé. Nunca es una experiencia neutra o superficial.
Si no me gusta lo que leo, lo critico y lo tengo que compartir con alguien, de modo que me quede claro a mi misma que fue lo que no me gustó, no me convenció o simplemente en qué no estoy de acuerdo. No me pasa muy seguido debe ser porque todavía me falta mucho por leer… es tan diverso y rico el universo de producción teórica feminista que pasarán muchos años antes de sentirme satisfecha de haber logrado hacerme una panorama un poco más completo.
Si me gusta el planteamiento, me convence políticamente, abre mi mente a nuevas interpretaciones o nuevas experiencias, a nuevas visiones, debo confesar que me enamoro de la autora, quiero saber todo de ella, quiero leerla más y una y otra vez. Es como un ejercicio de placer mental leer sus palabras, imaginarla escribiendo y admirar su inteligencia, su claridad, su rebeldía. Mi experiencia de leer por ejemplo a Beatriz Preciado, ha sido de tipo sexual. Leer sus libros me proporciona placer sexual y no solamente porque de manera directa comparte su experiencias de transgresión, las que practica con su cuerpo y desde su sexualidad sino por la claridad, la rebeldía y el reto que representa para mi leerla.
En no pocas ocasiones me rebela mis posturas y opiniones como moralistas y sesgadas. Me interroga, me critica y me hace repensar asuntos que creía resueltos sobre mi cuerpo, sobre mí sexualidad. Cuando empiezo sus libros no puedo parar de leer. Espero que cada nuevo libro me permita conocerla más y así dar el paso que hace falta. Conocer su trabajo a profundidad para tener una mirada crítica, para encontrar sus quiebres, sus falencias. No soy de las que cree en el amor ciego. Mi promiscuidad teórica me ha enseñado que no me debo enamorar a la primera lectura, ni perder el sentido crítico, sino que hay que leer más y no olvidar nunca que la sujeta amada no es perfecta sino que es parcial e incompleta. Por ello, en mi búsqueda teórica no hay fidelidades ni amores incondicionales. Cada autora es un nuevo amor profundo, apasionado pero fugaz, porque así lo requiere mi búsqueda política... y mi búsqueda de placer.
Bombón