miércoles, 23 de noviembre de 2011

El feminismo: estimulante transformación

Corro, corro, corro como corriendo con lobos. Descubrirse mujer, descubrirse feminista, mujer y feminista, feminista y mujer con otras múltiples identidades. Descubrirme así para mí ha implicado desgarrarme por dentro, armarme y desarmarme una y otra vez. Ese desgarramiento – doloroso, motivante, estimulante, sorpresivo – me ha dado alegría y libertad. De-construyendo en el hacer lo que se nos ha impuesto como el deber ser (esposa, madre, sumisa, pertinente, pasiva) va alborotando mis sentidos, mis movimientos, mis deseos, mis anhelos, mi ser. Voy sintiendo como crecen dentro de mi unas ganas infinitas de volar, de correr, de hacer, de crear, de escribir, de inventar … de inventarme mientras me imagino en el haciendo de la vida. Líneas muy personales que comparto en un espacio que reconoce lo personal como político, y que le apuesta a pensarse la política de la política, la construcción de sujetos políticos, de las subjetividades y las identidades como punto esencial para el derrocamiento del patriarcado y para la transformación social. Bellota

lunes, 14 de noviembre de 2011

La “brecha generacional”

He tenido que escribir de este tema en algunas ocasiones siempre porque me lo solicitan, pero esta es la primera vez que lo hago de manera voluntaria. No es un tema de mi interés, entre otras cosas porque no creo que exista tal cosa. La juventud es tan efímera que se va con cada exhalación. Escribo ahora por una experiencia reciente en un típico seminario feminista en el que una mujer joven le preguntó a las ponentes “¿qué estaba haciendo el feminismo para convocar a las mujeres jóvenes a ser parte de sus iniciativas?”.

De partida este tipo de preguntas me genera cierto malestar, pero hasta ese día no entendía muy bien por qué. Pues la respuesta de una de las ponentes, a mi juicio una de las más destacadas feministas colombianas y una de mis maestras más queridas, me hizo entender mi sensación al dar una respuesta clara y concreta: las feministas “adultas” no tienen que hacer nada especial para “atraer a las jóvenes”. Son de tal tamaño los retos que enfrentamos en el mundo actual que sólo un poco de sensibilidad debería motivar en las jóvenes el deseo de empezar una militancia feminista o en cualquier iniciativa colectiva que busque la transformación social.

El feminismo ha sido traducido, transformado, reinventado y vivido por cada nueva generación de mujeres de manera distinta y particular y no son las adultas las que nos tienen que decir a nosotras cómo hacer feminismo, ni nosotras lo haremos con las más jóvenes, porque en el feminismo aprovechamos los logros de quienes ya dieron la lucha y desde ahí, cada quien se hace su propio camino individual y colectivo.

Tal como lo expresó la ponente ese día, el feminismo no es un partido político que debe buscar adeptas, es una forma de vida, basada en la libertad, la autonomía, la solidaridad y la conciencia crítica y por ello cada mujer debe analizar qué tanto aporta el feminismo a la construcción de su propia vida, reconociendo y agradeciendo lo que han hecho nuestras antepasadas pero pensando en cómo darle vida a un movimiento que se enfrenta a un monstruo de mil cabezas que renace cada día.

La última reflexión de ese día fue que pensar que existe algo como una brecha generacional hasta cierto punto es aceptar el código patriarcal de que lo joven siempre rechaza la anterior, o que lo mayor siempre envidia o anhela la juventud. En el feminismo cada una tiene un lugar, cada una enfrenta la lucha por la justicia y contra las opresiones en su propio contexto y con sus propias herramientas. Yo sólo agregaría que seguir insistiendo que existe esa brecha es negar las innumerables iniciativas de jóvenes que desde el arte, la acción política y las colectivas mixtas están poniendo en la calle nuestras consignas, peleando por el control de su propio cuerpo y de su sexualidad, pidiendo vidas más dignas para todos y todas.

Bombón